lunes, 9 de agosto de 2010

Un Domingo con Dios

Un día ordinario, se convierte en un Domingo extraordinario, todos tendremos alguna historia que contar en nuestras vidas, tal vez mi relato no tenga nada fuera de lo común.
Recién cambie mi domicilio de trabajo, me encontré con unos vecinos muy especiales, diariamente salían apresurados del domicilio, entre el ir y venir con medicamentos, los médicos y enfermeras todo el día entraban y salían, el bullicio era muy grande diariamente. Así transcurrieron los días, los meses, hasta que un día entra la vecina a mi trabajo y me dice que si le puedo ayudar con el celular, mi vecina tiene 73 años, ya es una persona mayor, y ya entre platica me comenta que su hermana mayor esta muy enferma, a sufrido de dos paros respiratorios. Un día llega la vecina y me dice que se marcharan, se van a vivir a otra ciudad, su hermana seria trasladada a otra ciudad, para estar mejor atendida, mas doctores, etc.
Pasaron los días y llega de nueva cuenta la vecina y me dice que si pudiera llevarla a visitar a su hermana a donde se encuentra, a lo cual acepte gustoso.
Nos dispusimos a partir a visitar a la hermana de mi vecina, que había sido trasladada a Magdalena de Kino, Sonora. A mitad del camino comenzó mi gozo, mi alegría me comenta mi vecina, mi hermana es religiosa, ha dedicado 50 años de su vida al servicio de nuestro Señor, que dicha habitaba en mi corazón en aquel momento, yo iba con la idea de solo llevar a mi vecina a ver a su hermana, no tenia nada de extraño hacer un servicio sencillo por así llamarlo. Llegamos a donde estaba la hermana de mi vecina. Ante la impaciencia de conocer a aquella mujer que había dedicado 50 años de su vida al servicio del Señor, por fin nos condujeron hacia la habitación donde se encontraba la hermana de mi vecina, fue algo emocionante, ya que al momento de entrar en aquel lugar la PAZ que reinaba era muy diferente a la de otros lugares, el pasillo que conducía a la habitación parecía interminable, por fin llegamos, la hermana de mi vecina nos recibió con una gran sonrisa, una sonrisa que decía todo, ya no era la hermana de mi vecina, y aquella mujer recostada en su cama se convirtió en Rosario, mujer de 85 años de edad, tal fue su alegría que nos dio las gracias por llevarle a su hermana, y yo solo pude decirle gracias a Usted, gracias por ser religiosa, gracias por seguir trabajando al servicio del Señor, mis ojos se nublaron de agua, era mucha la emoción de poder trabajar para el Señor. Rosario inmediatamente luego de las presentaciones, nos regalo una oración, oración que salia de su boca, sentía en esos momentos que mi corazón reinaba la Paz de Cristo Jesús; otra religiosa que se encontraba al cuidado de Rosario, nos invito a seguir conociendo aquella casa tan especial, en una parte del recorrido nos dijo, en esta casa se realiza el librito de 5 minutos de oración, aquel folle tito que mes con mes leemos mi esposa y su servidor, fue mas grande la alegría, el conocer a Rosario, mirar el lugar donde aquellas mujeres religiosas realizan ese trabajo, que muchos ignoramos, muchos no les damos la importancia que tienen. Las bendiciones que Cristo Jesús nos estaba haciendo llegar atraves de la vecina y su hermana Rosario, son ya parte de nuestras vidas, como algo ordinario se convierte en un Domingo con Dios.

3 comentarios:

  1. ZAQUEo te felicto x haber compartido tu maravillosa experiencia de ese encuentro con Dios, es una alegría saber que existen personas que dan su servicio sin recibir nada a cambio, dedicando su tiempo para servir al prójimo como lo k hiciste al llevar a la sra. a visitar su hna. y Dios te dió la gran sorpresa de hacerse presente en la hna. Rosario,que bonito !! sin pensarlo recibiste un regalo k Dios ya tenía preparado para Tí ...bien dice un lema: "no hay mayor alegría en el dar que en recibir"..que Dios te bendiga en tu vida y siga bendiciendo a toda tu familia !!

    ResponderEliminar
  2. QUE MARAVILLOSO ES LA MISERICORDIA DEL SEÑOR, NUNCA SABEMOS CUANDO EL SEÑOR SE HARA PRESENTE PARA RESPONDER A TANTAS INQUIETUDES E INCERTIDUMBRES QUE NOS AGOBIAN, LO QUE SI TENEMOS QUE ESTAR SEGUROS ES DE SU PRESENCIA ENTRE NOSOTROS, EN NUESTROS HERMANOS QUE NOS RODEAN Y EN LOS QUE NO CONOCEMOS.
    LA PAZ QUE IRRADIAN LAS PERSONAS QUE REALMENTE CONOCEN A DIOS ES TAN GRANDE Y A LA VEZ TAN INDESCRIPTIBLE QUE NO PODEMOS EXPLICAR PERO QUE SENTIMOS AL MAXIMO MUY DENTRO DE NUESTRO CORAZON Y NOS IMPULSA A SERVIR A TODO EL QUE NOS NECESITE. QUE HERMOSA EXPERIENCIA ZAQUEO, BENDITO SEA TODOS LOS DIAS POR RECONOCER QUE ESA PAZ SOLO LA TENEMOS GRACIAS A DIOS.

    ResponderEliminar